Author: Bárbara Schtirbu
Esa partecita de la cita
XXI Edición (Temática: Romanticismo)Cuando estaba por llegar a la esquina de Callao y Santa Fe le quedó claro que de ese encuentro no sacaba novio; y es que la cosa pintaba muy rara. Por las fotos que le había mandado lo reconoció enseguida: muy alto y muy rubio, vestido con ropa que debía tener más de veinte años, me refiero a esos mocasines marrones con flecos que ya no se ven más, jeans de tiro alto nevados, una camisa blanca sin ninguna gracia, y el sweater de hilo atado al cuello, todo un lugar común que la deprimió. Se peinaba en el reflejo de la vidriera […]
El récord
XVII Edición (Temática: Patologías de la mente)Ella sólo sabe que quiere batir un récord. No importa cuál, pero necesita que su nombre aparezca en algún lado, aunque sea en un comentario perdido de una revista barrial. Una triste nota, apenas visible, escrita por un periodista aburrido quien por carecer de material nuevo, y en un intento de auto salvataje laboral, incorpore a último momento su hazaña para conservar su mediocre puesto de trabajo. Aunque sean tan sólo dos líneas tristes redactadas con total carencia de talento literario […]
Ellos
XIV EdiciónPara algunas personas es muy fácil enojarse. Casi inevitable, un don natural ese de poder encontrar algo mínimo que encienda un fuego al máximo. Regodearse con la molestia, hacerla crecer, aprovecharla como excusa para explotar, para atacar, para sufrir, y hacer sufrir. Pero él no era así. Él no podía enojarse. Su carácter me hacía pensar en un agujero negro que absorbía todas las palabras duras, las malas intenciones, los momentos incómodos, haciéndolas desaparecer antes de alcanzarlo.
La confesión de Selma
XII EdiciónHace mucho que no se confiesa. Desde antes que empezara la Cuarentena. La iglesia de su barrio en Recoleta cerró, pero el Padre Andrés Tercero habilitó un “Grupo de WhatsApp para contención de demonios”. Selma estuvo un mes, y tuvo que abandonarlo porque ya no soportaba escuchar los audios de las desgracias ajenas. Al principio se sintió egoísta por irse, pero como el egoísmo es uno de sus propios demonios, lo aceptó sin problema.