LXIII Edición: Temporada de lluvias

La swinger del abuelo

¡Toc! ¡Toc!

– Tocan la puerta, están llegando.

– ¡Pasen!

– ¿Tu nombre?

– Flor.

– ¿Y el de él?

– Rob.

– ¡Continúen, bienvenidos!

– Van llegando más.

– Me llamo: Facundo y ella Violeta.

– ¿Y tú?

– Esmeralda.

– ¿Y él?

– Tomás.

– Ya llegan Monserrat y Paco.

– Están llegando Sandra y Adrián.

– Con nosotros estamos completos.

– ¿Qué música suena? ¡Está rica!

– Estamos escuchando a Sharon Jones. En el bar de la sala hay vinos y cognac, mezcales y otros tragos.

– Quítense la ropa, se puede dejar en el sofá rojo.

– Rob mira cómo la cabellera de Violeta le cae de bien sobre sus preciosos senos. ¡Facundo está muy bien dotado! Su pene erecto debe de medir más de veintidós centímetros y tiene muy buen grosor.

– ¿Tú qué opinas, Esmeralda?

– Creo que las nalgas de Sandra están grandes y fuertes, ¡uy! el Adrián tiene vellos por todas partes, está bien mullido, apenas para este friíto.

– Ya estamos entrando en calor.

– Apaguen la luz, todos al centro de la sala, con nuestras voces nos diferenciamos, cuando estén todas las parejas mezcladas, nos auto nombramos con nombres de animales.

– ¡Vamos, vamos, continuemos!

– ¡Me llamo Burro y yo, Elefanta!

– Con esos nombres, vayan a la king size.

– Nosotros somos Ratón y Gata.

– Les toca en el sótano, en el colchón inflable.

– ¿Quién más?

– Vaca y Cerdo.

– Para la cocina, encima de la mesa donde se preparan las carnes.

– Esto está buenísimo, qué parejas tan sustanciosas. 

– Bisonte y Jirafa, así nos llamamos.

– Pues lo más parecido a una llanura es el patio trasero, diviértanse en el columpio.

– ¡Qué se nombren las últimas dos parejas!

– La Cabra y el Perro.

– Por las escaleras a la azotea, allá hay un cómodo petate.

– Y ahora la pareja más vibrante: la Gaviota y el Colibrí, a revolotear por todas partes. 

– ¡Todos a la acción total, con todas las ganas!

– ¡Pasión, pasión!

– ¡Uyuyuy qué sabroso!

– ¡Esperen, esperen! ¡Un momento, pongan mucha atención!, ¡silencio, silencio! 

– ¡Hay algo raro en las paredes!

– ¡Están golpeando detrás de ellas!

– ¡Miren, miren bien, está alumbrando la imagen de la Guadalupe!

– ¿Cómo que de la Guadalupe?

– Sí, de la virgen que hay en la pared, ¿no la vieron al entrar?

– ¡Ahí está otra vez!

– ¿Qué es eso? ¡Qué miedo!

– Está proyectando un holograma, tiene forma de santo.

– Le alumbra la cabeza.

– No, no, es la calva, es el alma del abuelo Arnulfo.

– Nos quiere decir algo, ¡pongan atención!

– ¡Qué susto!

– Creo que dice que están profanando su hogar.

– ¡No, no, no! ¡No digan eso!

– Ya apareció todo el cuerpo, se quitó la túnica, quedó encuerado.

– ¡Lo que está diciendo es que quiere participar, que no se quiere perder la fiesta!

– ¿Qué nombre de animal le ponemos?

– ¡Ya sé, ya sé! 

– ¿Cuál, cuál?

– El promiscuo tlacuache.

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