LXIII Edición: Temporada de lluvias

Entrando a otra dimensión

-¡Quédese quieto!

-Póngale un poco más de blanco como base.

-¡Qué se quede quieto! ¡Relax o no lo pinto!

-Ahora va negro alrededor de los ojos, azul arriba de las cejas y antes de los pómulos, luego imite dos cejas rojas en medio de la frente, un poco de rojo en la punta de la nariz, suficiente rojo en los labios y una linea del mismo rojo que se prolongue por las dos mejillas, que simule ampliar la abertura de la boca, para cuando ría se vea bronco, sarcástico, desencajado. Traiga el espray verde para tinturarle el cabello.
 
-¡Coloque erguida la cabeza! 

-Ahí va el verde metálico.

-¡Tshhhsss! ¡Tshhhsss! Va tomando forma.

-Páseme la camisa verde que usaba cuando trabajaba de garitero en el billar del coreano, creo que le debe de quedar. El chaleco amarillo del traje que usábamos en la terraza donde vendíamos autos usados, pantaloncillos térmicos largos de esos que se llevan en el invierno del norte, porque tengo unos que ya no me pongo. El traje de lino rojo que me dieron de equipación para atender una de las puertas de acceso al hipódromo, este personaje: está llegando a su punto. Ahora consígueme unas medias blancas a lo Michael Jackson y unos zapatos estilo capo italiano de los veintes.

-¡Listo para el desmadre!

-Ya es hora, están llegando los demás loquitos. Aparece por la banqueta Michael Myers, trae un cuchillo filetero en la mano izquierda.

-Alumbran esos ojos fosforescentes y profundos en su cabeza, peluca de gris brillante, falda corta, medias veladas negras y zapatos de colegiala subversiva, emergió de la tierra maldita, ¡uf, esto está al límite!

Le cae pelo en los hombros, usa lentes de sol, playera manchada de varios colores, pantalones cortos, huaraches de caminante lento, se arropa con una bata de baño de color fucsia, en la mano derecha trae un cartón de leche, pero está lleno de cerveza, es el gran Lebowski.

Hay para escoger: unos vienen de guerreros galácticos, otros de piratas desaliñados, algunos travestidos, otros más de mafiosos venidos a menos y unos cuantos de matones cinematográficos, no faltan las brujas, los samuráis y algún maestro de las esferas del dragón. 

El despiporre está por comenzar. Salta sobre la mesa central, suelta su carcajada siniestra y da paso al caos. Saltan, bailan, ríen, gritan, insultan, explotan globos, caen copas, vuelven a saltar… 

-¡Esto se salió de control!

2 comments

  • Francisco escribió

    Jaime, un hermoso texto. Me has hecho pensar respecto a la fiesta en muertos, es decir, lo que describes se asemeja también a un carnaval, los cuales, terminan un día antes de que en el calendario litúrgico inicie la cuaresma, es decir, los días de guardar antes de la “resurrección de cristo”; en ambas fechas, hay una suerte de retorno.

  • HUGOLINA G. FINCK escribió

    Ji ji ji ¡Muy bien, muy bien!

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