LXIII Edición: Temporada de lluvias

Y recuerda que…

Y recuerda que vas a morir y que la arena que estás pisando algún día fue parte de la pupila del ojo de la mujer más bella. Para eso te regalaron la calavera, para que no lo olvides y para que te cepilles los dientes. Es lo que quedará de ti. Decían que era práctica de los ermitaños, colocar una de éstas sobre el escritorio, junto a los libros. Todo lo que no has leído en contraste con el tiempo que te queda. Está bien que necesitaras presión, pero ya que te llegara por paquetería un cráneo verdadero y barnizado, junto con los maxilares y los dientes puestos, era porque querían darte el mensaje completo. Ya casi ni les hablabas, ni los pasabas a visitar. Así se te iría la vida, diciendo que ya llegarías, que estarías con ellos pero no lo hacías. –Acuérdate que no será para siempre, decide bien a quién le vas a dedicar tu cariño. Recuerda que vas a morir.— Sí, sí, ya quedó claro, pero qué quieren, ¿una carta todos los días? Les puedo mandar una fotografía del plato de comida a la dos de la tarde. Así sabrán al menos cómo estoy balanceando el alimento y que no los olvido. De hambre no me voy a morir todavía, me lavo las manos y deshecho lo que está podrido. A lo mejor ahora sí me atropellan por estar leyendo mientras camino. Eso nunca ha sido buena idea, pero tengo que aprovechar el tiempo. Ya si guardo las ganas de leer para el final del día, en la madrugada, no es demasiado productivo. Leo la hoja anterior al separador de hojas, la que me corresponde del día y la siguiente. Así recuerdo más o menos cómo va la historia pero no más detalles. Aún así ya no camino tan seguido con un libro, entonces tal vez me arrollan por no querer esperar a que dejen de pasar los carros para atravesar la calle. Me desespero, cinco, seis, siete minutos y no se detienen. Mejor cruzo y que ellos me esquiven. Recuerda que vas a morir. Pero si a veces si les marco y no me responden, o me dicen que si mejor esperamos para la semana siguiente. Así, de semana a semana, van aventando lo que tenemos que hacer como una pelota que nunca llega al final del terreno. Siempre hay más tiempo. Recuerda que vas a morir. Sí, pero con prisa las cosas no salen, ni con estrés. ¿Cuándo has visto a alguien conseguir algo con todos a su alrededor presionando? Recuerda que vas a morir. Sí, aunque si no soy yo el que lo haga, lo harán otros. No soy el primero, no seré el último. Recuerda que vas a morir. ¿Cuándo alguien ha terminado su programa completo? Si uno siempre planifica de más, por optimista, sería poco prudente que quede tiempo libre, ¿luego con qué lo rellenamos? El ocio les deja la puerta abierta a los vicios. Recuerda que vas a morir. Sí, por eso hay que disfrutar el alcohol y tal vez una que otra droga, si no se puede viajar a todas partes, al menos vamos a imaginarlas. Siempre habrá algo del pasado que no se conocerá y algo del futuro que no voy a poder predecir. Entonces para qué ser tan ambiciosos, me quedo en mi casa y entiendo lo que puedo. Recuerda que vas a morir. Pues si ya termino en el panteón antes de lo contemplado pueden irme a contar cómo van las cosas de vez en cuando. Aunque sea para el 2 de noviembre, que se acerquen todos con unos tamales y me echen algún trago. ¿Has visto que las bandas tienen música especial para ese día? No sé si es porque les pega más el sentimiento, pero en el panteón, los instrumentos de aliento suenan diferente. Más espeso, como si se comunicaran en verdad con los muertos. Recuerda que vas a morir. Pero si todos los del pasado ya se murieron, ¿por qué sólo me lo dices a mí? También ve y grítaselos a los demás. Si la muerte es colectiva, nada más tenemos diferentes fechas, no le da tiempo para todos juntos, es por agenda. Recuerda que vas a morir. Moriré, sí, pero tal vez también me llevó a otros más conmigo. No me voy a quedar muerto yo solito, si aquí somos gregarios, nos gusta hacer todo en bola, le quita lo aburrido, las penas se sienten menos. Además, ¿sin manos quién va a sembrar el cerro? Me iré con todo el pueblo. Recuerda que vas a morir. En lo que son peras o manzanas, me doy por enterado del recordatorio. Gracias por el esfuerzo, por querer que lo tenga tan presente, por decir que le pongamos prisa, pero cada uno tiene su tiempo, su proceso. No somos iguales, arriesgamos de manera distinta. Recuerda que vas a morir. Repito, que la muerte ponga su sistema de citas, no hay panteoneros para todos. No se encuentran debajo de las piedras, hay que entrenarlos y tienen que preparar los agujeros. Nos quejamos de tantos sistemas que se saturan y que ya no cabe la gente en los hospitales. Sólo llevar los cuerpos a embalsamar, ¿a poco has visto espacio libre en los trenes? Si no caben ni las carriolas. Recuerda que vas a morir. Pero si hasta muertos nos movemos, está el rigor mortis. El baile continúa y si me hago polvo, pues queda la esperanza de reciclarme y convertirme en parte de la pupila de la mujer más bella. Recuerda que vas a morir. Y otro vivo tomará mi cráneo y le colocará dientes de resina para rellenar los que ya no tenga. Qué el también recuerde que se va a morir, que se hará polvo, que se robarán parte de su cadáver y que –con suerte, en unos años– será también arena y así la mujer más bella lo verá en su pupila y recibirá el mensaje. Recuerda que vas a morir.

Memento mori

Créditos de la imágenes:
Pxfuel, Memento mori,, https://www.pxfuel.com/es/free-photo-jibtvVanitas
Imagen 2: Still Life with Self-Portrait, Pieter Claesz, 1628

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