Casas en el cielo
XXXV Edición (Temática: Autobiografías)13 de septiembre de 2021Hasta muy grande creí que me había traído la cigüeña; no de París, sino del Cielo donde vivíamos todos antes de nacer. Una vez le pregunté a mi madre que cómo era el Cielo; me dijo que era un llano muy verde bordeado por un río donde había muchas vacas, chivos y cochis. Yo me imaginaba a las vacas y a los chivos pastando, y a los cochis revolcándose en los lodazales del río. Allá, mijo, nadie sufre hambre y cada quien come lo que quiere. A mí no me gustaban los huevos ni la avena y me decía: allá siempre desayunaré hígado o chorizo; a mí no me gustaban las sopas ni las verduras, allá comeré machaca o birria; a mí no me gustaba la leche ni los camotes, en el Cielo siempre cenaré riñones o tripa asada. Claro, todo iría acompañado de frijoles, queso y tortillas, alimentos inherentes a la vida. Amá, ¿hay casas en el Cielo? Sí, cada familia tiene una casa bien grande, en una de esas casas están tu abuelo Félix y tu abuela Marcelina y cuando tú y yo nos vayamos, viviremos con ellos; tu papá tiene que decidir si se viene con nosotros o si se va con tu abuela Alejandra y tu abuelo Febronio; yo quiero mucho, mucho a tu abuelo, pero no aguanto a tu abuela Alejandra; ahí tu papá sabrá a qué casa se quiere ir. Yo creía que todos nacíamos como éramos; que mis padres habían nacido de edad madura; mis amiguitos y yo, como niños; y mi tía Chu y mi tío Mundo, siendo viejitos; que así como éramos en la Tierra, así habíamos sido y seríamos en el Cielo. Por eso siempre me imaginaba en el llano jugando a los encantados, a la peregrina, a los carritos, a los caballos. Amá, ¿y en el Cielo hay noche? Sí, pero no hay focos ni postes de luz; allá la luna siempre está llena, la oscuridad es clara, cristalina y no existen los espantos; en la madrugada, la luna se pierde debajo de la tierra y se mete en una cama grande que comparte con el sol; a veces llega titiritando, cubierta de escarcha; entonces el sol la acaricia toda para calentarla, pero el sol sabe que tiene que salir y mientras se aleja, le canta una canción de cuna:
Arriba del Cielo
torearon un toro
con llaves de plata
y cadena de oro…
Créditos de la imagen: PxFuel, https://www.pxfuel.com/es/free-photo-exjzm
1958 (México). Ha colaborado en diversas publicaciones de las que destacan la revista Crítica (de la Universidad Autónoma de Puebla) y el suplemento cultural La Jornada Semanal del diario mexicano La Jornada. En 2015 ganó el Premio Latinoamericano de Poesía Transgresora organizado por la editorial Verso Destierro con el poemario El ojo de Bacon publicado por la misma editorial en 2017. De sus libros publicados destacan En Guadalajara fue (novela) y Veinte canciones en desamor y un poema sosegado.
Me encanta tu cielo de cochis, ser celestial que los dioses nos han enviado a esta vida terrena. Es bonito que la oscuridad sea clara, cristalina, recordé el texto de Hugolina, el cinematógrafo y las luces se han llevado la oscuridad, hoy los cielos nocturnos son más bien grisáceos, metálicos.
¡Bellísimo! Me hizo recordar mis preguntas eternas a mi madre y a ese Cielo inventado por ella para mí. ¡Felicitaciones!
Muy buenas historias!
Muy inspiradas que nos transportan a nuestras raíces!
Muy buen escritor.
Muy lindo tu cielo… muy bien descrito.