LXIII Edición: Temporada de lluvias

Lluvia de plomo

Para ser una noche lluviosa en Kabul, el frío no era una alteración ambiental. Es ese frío húmedo que te cala hasta el tuétano de los huesos, como si estuvieran hechos de metal o como cuando tus dientes se chocan entre las dos partes de la mandíbula. Ese frío solo lo he sentido ahí, frio mojado de nieve, le llama mi mente, mis memorias y mis recuerdos. Eran las 21:00hrs, cuando a un lado escuchábamos la lluvia de plomo, de dicha, de festejo, como cuando la gente dispara al aire festejando, desperdiciando municiones, porque llegó el fin de la tormenta. Pensé – Que raro, antes creía que solo en mis pueblos se festejaba así – Lo que pasó después fue sorprenderte. Se levantó de la cama, diciendo – necesito dar un paseo – ¿Un paseo? A esa hora, ¿A dónde?, hay disparos y metales cayendo.

En todo este escenario de amor y guerra, tengo miedo, lo acepto, tuve miedo de salir de mi cama, por primera vez, pero de salir y no preservar esos momentos gloriosos de calor humano bajo una cama cómoda, después de una cena caliente y el confort que solo da cuando estás en el lugar y momento correcto. ¿Qué pudo ser más preciso que ese momento? De encontrarte sin buscarte, de tus palabras, aunque sean muchas veces faltas de verdad, nunca lastimen.Recapitulando los momentos de lluvias en mi cabeza, recuerdo siempre cuando salgo a correr y llueve, cuando he montado en bicicleta y me lleno los pies de agua de urbanidad. Pero lo que más recuerdo es el olor y el sonido, y si hablará de sensaciones solo puedo recordar el confort que me da una ducha caliente después de tener el cuerpo mojado y frío.

Esa noche de Kabul, fueron muchas noches, después de esto vinieron otros lugares…otros momentos. El sentido de la ilegalidad es algo que permanece curioso en mi mente, entonces tenemos la capacidad como seres humanos la capacidad de regular las normas sociales que rigen nuestros entornos, de controlar todo, pero no la lluvia. No puedo describir, como desde esa noche en Kabul, la lluvia dejo de ser un fenómeno natural, ahora trato de sentarme a escucharla y sentirla, por si de pronto aparecieras y ese momento, sinérgico regresará. Aquí llueve, en Colombia, pero no siento lo mismo, esta lluvia no es la misma, no se siente como esa noche de Kabul, tampoco las de plomo son iguales.

Créditos de la imagen de portada: Proporcionada por la autora

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