LXIII Edición: Temporada de lluvias

Verdad primigenia

Y desapareció la voz del mundo

de mi cuerpo provenía cada sonido

Exploré adentro y afuera

y con luto profundo

acepté que no había Dios

Reconsideré su mayúscula

pero no se la quité

Eres mi tú y mi yo

me dije

eso que me habla y que me escucha

No hay nada detrás de nada

no hay hacedor

Camino a la deriva

soy la insignificancia que medita el firmamento

En esta inmensidad

no hay nada más allá de mi consciencia

Quién no quisiera acurrucarse en el regazo de un dios

Pero estamos solos

nadie nos dice qué hacer

A quién implorar

La certeza de que estamos solos

camina en las aceras

Ni cielos ni infiernos

carne podrida

incinerada

Somos hedor

polvo

humo

Me pongo a hurgar adentro

y no hallo nada

algún cimiento de este mundo

de mí

Estoy sentado en el absurdo

mi ánimo se escurre

se esfuma en la caída

no hay manos

no hay lengua

el firmamento se desinfla

el poema se cuartea

se demuele

todo es un punto incoloro

informe

nimio

Créditos de la imagen: Pixabay, MatteoSunbreeze, https://pixabay.com/photos/ink-pen-brush-calligraphy-drawing-6001978/

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