LXIII Edición: Temporada de lluvias

De árboles, aves y Marías

Fragmentos

La bicicleta me acompaña
fiel, se recarga en el níspero,
mi respaldo también.
La nouvelle de Cortazar,
Divertimento, sobre el pasto
me recuerda una era
ya perdida, de la que vengo
y adonde no voy, sólo ahí,
congelada, al fin nostalgia.

El topper de la papas me confirma
que no tengo hambre.
La música del celular trae vicios pasados.
Los lentes de sol de mi sobrina: irrelevantes,
pues las nubes dominan el techo.
El panqué con piña atrae la gula.
El café del termo calienta y afila
las sensibilidades de la pluma.

La libreta me insta a escribirla
y gana. Llena de estos retratos
le gusta estar; llena de pinos,
de aire y de tiempo
se infla de ínfulas y se cree libro.

En el bosque,
el respiro,
el agua,
el frío,
el árbol plural,
el ave,
el monje,
el vate,
la nube
y la
o
r
u
g
a
.
callados observan el silencio.
Las hojas, con ansia, se quitan las gotas
de su lomo, joyas incoloras que el cielo
les ha enviado. Estornuda el viento
y caen libres a la tierra, serán rocío mañana.

Troncos gigantes
yacen decapitados
y la raíz inmensa
deja ver sus entrañas.

Céfiro y sus violines
llenan la tenue luz
y el fruto de la soledad—
de epifanías hinchado—,
cae del árbol y esparce
en la tierra sus semillas.

blanca María
tus cejas azabache
guardan la noche

—Varios días se han ido en blanco de poesía—
piensa Coral— que no recuerdo el verso
al que tallaba—.
Su l
á
p
i
z
romo
se resiste a volverse papel.
No hay nada relevante o inspirado
que pintar. La modorra que la rutina
aflora no la deja a este lápiz domar.

Ella talla los versos,
¡sí!
los versos, ella los talla. Pues
como el escultor le quita piedra
a su visión. Usa un cincel de mariposas
para atenuar en lo verde lo azul
y un martillo de goma para los finales.

Lija con fina lija la sinécdoque
y deja algo rústica la rima.
Le sopla tres veces al poema
para quitarle el excedente
de florituras diáfanas.
Luego lo palpa lentamente,
cierra los ojos y si el poema,
desde sus manos a su garganta,
llega incólume significa que es fuerte,
soportará del tiempo su sangre y su sudor.

Echado junto a sus hermanos
esperará la luz de la imaginación
fértil de un lector aficionado o diestro
en el lenguaje condensado y figurativo.

cabaña y
bosque

un amor
de antaño

sabio
ermitaño

Soneto a María

La luz de apunto de morir el día,
mágica hora en que las musas cantan
con sus ligeros pies en hojas bailan,
no sé por qué me recordó a María.
Caprichosa ignorancia en travesía
pues bien lo sé y ya las aves hablan
de los ardientes sueños que reencarnan
estas manos libres ya de apatía.
El enigma no es sólo admiración,
miscelánea de rotas emociones,
es el aura en su luz lo que es poesía.
Una espina con miel es mi canción,
añejadas heridas las pasiones,
¡un espadazo romo ésa María!

Créditos de la imagen: Pixabay, Pexels, https://pixabay.com/photos/owls-animals-avian-birds-girl-1868484/

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