LXIII Edición: Temporada de lluvias

La disociación

La disociación, describirlo con palabras que no me representan.
¿Qué va a ver la gente de mí?
La contradicción de su sistema, mi valor está en la parte que me quitaron.
Cuidarme o cuidarlo, no es igual, él se cuida para otros. El dolor y malestar son secundarios cuando se anteponen las opiniones de los demás.
Cuidarlo ¿para qué?, si no es mío para usar, que lo cuide quien lo vaya a ocupar.
¿Ya comiste? ¿Dormiste bien? ¿Por quién se están preocupando?
No lo puedo cuidar sola, este cuerpo (propiedad pública) es demasiada responsabilidad, está a mi cargo para el beneficio de la sociedad ¡Si lo quieres, ayúdame a sanarlo!
¿Pero si no me pertenece, cómo te lo voy a dar?
¿Cuándo vas a empezar a ver por ti?, preguntan cuando la imagen ya refleja la falta de amor —Yo qué sé pregúntale a él—  Pedazo de vida que no se mantiene solo.
Y un anuncio de venta más, “elige este cuerpo” y en letras chiquitas “incluye personalidad”. Pasan y lo miran, examinan el artículo, ¿beneficios?, será tuyo para usar y desechar, decidir y olvidar.
Transición. Aprender a aprovechar los momentos en que es mío, cuando se vaya ya lo mimarán, por ahora una heridita más.
Ayuno.
—Ponte mal, demuestra los errores que cometo, lígate a mí sufrir, así nadie va a aceptarte y te quedarás a mi cargo.
¿Eso quiero?, ¿un cuerpo dañado?, si sana me lo vuelven a quitar.
Lo odio, sólo quedan los restos de lo que no quisieron los demás. ¿Es mejor que nada?, lo miro con desprecio —De algo servirá.-
Es mío mientras pueda conservarlo. Si muero de nada habrá servido, me lo vuelven a quitar.

Créditos de la imagen: Pixabay, StockSnap, https://pixabay.com/photos/woman-sad-depression-skin-naked-2609115/

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