LXIII Edición: Temporada de lluvias

Boleros

Conocí a mi amigo Placido hace dos años, es un ser humano muy especial. Su sonrisa es hermosa, más cuando lustra los zapatos. Es un profesional, lo reconozco. Hace maravillas. Le puedes dar tus zapatos más gastados y hasta te da opciones de restauración. El verlo trajo un recuerdo en mi niñez de esa importancia que tenían los días lunes, la ceremonia, saludo a la bandera, ir impecables, muy peinada. El día anterior me esmeraba limpiando mis zapatos y los de mis hermanos, me inspiraban esas películas antiguas que ponían mis padres para tenernos entretenidos. La técnica que conocí para limpiarlos era sencilla, consistía en quitarles la mugre con esponja y jabón. Se dejaban secar y después abría una lata donde venia la grasa de color negro, marca EL OSO. A continuación, comenzaba a pasarle un cepillo largo y ancho hasta terminar sacando brillo con un trapo. Esta técnica la fui perfeccionando para cuando los reyes magos iban a traer los regalos. Le ponía tanta energía a la boleada que cuando le sacaba brillo tenía que rechinar. Se escribía una carta con los deseos y se la ponías en uno de tus zapatos boleados debajo del árbol, al despertar estaban tus juguetes junto a tu zapato. Fue pasando el tiempo y sacaron en vez de grasas, líquidos y la verdad para salir rápido los llegue a usar pero no hay como la técnica antigua y siempre que sean de piel porque también, hoy por hoy, ya son sintéticas. Mi amigo Placido no ha cambiado estas técnicas y tiene mucha clientela. Me dijo que podía publicar su imagen y que lo anunciara en el face para tener mas clientes. Le dije que claro que sí, sacó su celular y vino una pregunta sobre si podrá este cambio planetario hacia la inteligencia artificial igualar esta profesión. No lo creo, esos pensamientos que salen al pasar el cepillo con esmero y dejar como espejo el zapato para que el cliente esté satisfecho y regrese, así como la plática que surge en esos instantes, no vale la pena sustituirlas. Lo platico porque cuando voy al centro de copiado que está en una plaza, Plácido tiene su negocio enfrente y es forzoso el pasar y darle un buen día.

Créditos de la imagen: Colección de la autora.

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