LXIII Edición: Temporada de lluvias

El cuidador de rebaños, por una ferviente persona (I)

Cinco poemas de Erín Mouré traducidos del inglés que son, a su vez, traducciones del portugués de los poemas de Alberto Caeiro.
Agradecemos a Erín Mouré y a la editorial Anansi por permitir la publicación.

V

Ya hay bastante metafísica en ir por la vida con los ojos abiertos.

¿Qué pienso del mundo?
Al rato te digo.

¿Cuáles son mis ideas sobre las choses?
¿Y mi opinión sobre las causas y los efectos?

Cavilar sobre dios y el alma no es de mi incumbencia.
En cuanto a la creación del mundo,
no preguntes. Para mí, pensar en todo eso sería cerrar los ojos y no
pensar; cerrar las cortinas de mi ventana (¿quién necesita cortinas?).

¿El misterio de las choses? En vano es que me pregunten.
El único misterio es que la gente siquiera piense en un misterio;
y simule no ver la luz del sol;
y empiece a no saber qué es el sol.
Y piense que el calor viene de las estufas y de las secadoras.
¡Sólo abre los ojos y mira el sol!
Si lo haces, no podrás pensar más en nada
pues la luz del sol es fabulosa, más que todos los pensamientos
de los filósofos y poetas juntos.
La luz del sol no sabe lo que hace
Y, por lo tanto, no mete la pata, es sencilla y buena.

¿Metafísica? ¿La metafísica de los árboles?
De estar verdes y ser podados y tener ramas.
Y dar frutos en la cosecha, nada de lo cual nos hace pensar,
a nosotros, que no sabemos poner atención.
¿Pero qué mejor metafísica que la de los árboles,
sin saber para qué viven,
sin saber que no saben?

“El origen profundo de las coisas…”
“El significado vital de un zumbido.”
Todo eso está sobrevalorado, no me engañas.
Es increíble que la gente piense en eso.
¿Cómo puede la gente discurrir sobre razones y conclusiones
cuando el alba lanza esplendorosos rayos y entre los árboles
un lento destello dorado disipa las tinieblas?

Pensar en el más profundo sentido de las coisas
es una farsa, como lo es pensar en la salud
o llevar un vaso al agua de las fuentes.

El único sentido profundo de las coisas
es que no tienen ninguno.

No creo en un dios –nunca he visto uno.
Si tuviera que creer,
un dios vendría a hablarme, estoy seguro.
Y entraría en mi puerta en Winnett
diciendo

–¡Hey, estoy aquí!

(Esto puede sonar pueril para oídos
que no tienen ni idea de lo que es mirar las cosas.
Y, como tal, no entienden a los que hablan de ellas
de la forma como ellas enseñan a los que sí las reconocen).
Ahora, si dios es flores y árboles
y la isla y el sol y la luz de la luna,
entonces creo.
Entonces creo sin parar.
Y mi vida entera es misa y ávido rezo,
y comunión a través de los ojos y los oídos.

Pero si dios es árboles y flores
¿Quién necesita ese “Dios” cifrado?
Qué tal “flor” y “árbol” e “isla”, “sol” y “luz de luna”;
porque, si dios se muestra como
sol y luz de luna y flores y árboles e isla,
y yo lo veo como árboles e isla
y luz de luna y sol y flores;
significa que debemos concebir a dios
como árboles e isla y flores y luz de luna y sol.

Y, por ello, estoy sujeto a un gran poder.
(¿Cómo podría yo saber más de dios que lo que dios sabe?)
Obedezco viviendo, espontáneamente,
mis propios ojos y oídos abiertos.
Y llamo a dios brillo de luna y sol y camelia y cedro e
Isla del Centro.
Y amo sin pensar en dios en voz alta
y amo sin pensar en dios en voz alta.
Y pienso en dios al vivir y al o ir,

y voy con dios, por Winnett o Vaughan Road o por Winona hasta No Frills donde está Garrison Creek, voy con él dirigiéndome al sur hacia el Lago y a América y al océano y a la cabeza del lago y a las ballenas y a Gibraltar y a los latidos deshilachados de mi corazón, y a las altas torres de Chicago y a la carretera al sureste hacia Albany, a los cementerios donde yacen los trabajadores y a Coaticook donde enseñé una vez, y a mi latido de corazón gastado,
y a los emigrantes de Polonia, y a J love you, y a las cataratas del Niágara.

Erín Mouré es una poeta canadiense en inglés e inglés/gallego, traductora de poesía —especialmente la sintácticamente extraña o “difícil”— del gallego, francés, español, portuñol y portugués al inglés, además —con Roman Ivashkiv— del ucraniano al inglés. Vive en Montreal, trabaja en todas partes. Alérgica, amiga, lesboqueer, ciclista, pequeña huella en la tierra, cocinera. Doctor honoris causa, Universidade de Vigo, España, 2016, por su contribución a la poesía y a la traducción y a la cultura gallega. Doctora en Letras. (hon.), Universidad de Brandon, 2008, por su contribución a la poesía canadiense. Becaria creativa del Woodberry Poetry Room, 2017 Universidad de Harvard. Traductora internacional residente en 2019, Queen’s College, Oxford. En marzo de 2020, fue becaria visitante en la Kelly Writers House de la UPenn. https://erinmoure.mystrikingly.com
En este proyecto de traducción, la autora canadiense y su editorial Anansi www.anansi.ca avalaron la traducción y la publicación de cinco poemas de su libro Sheep’s Vigil by a Fervent Person (2001)donde ella a su vez traduce O guardador de rebanhos (1914) de Alberto Caeiro, heterónimo de Fernando Pessoa. Las traducciones de Mouré no son literales, más bien juega con el portugués y el inglés; añade versos, humor y actualidad al poeta lisboeta. En su libro transmigra a Fernando Pessoa al Ontario rural de los años sesenta. Ella misma llama a sus traducciones transElations refiriéndose a que al traducir a Pessoa entró en un estado de elación al hacerlo, similar al estado que experimentó Caeiro cuando en una noche escribió treinta de los cuarenta y nueve poemas que conforman el libro: ““En mí, apareció mi maestro”—Fernando Pessoa a Adolfo Casais Monteiro sobre Alberto Caeiro el 8 de marzo de 1914, día en que escribió una treintena de los 49 poemas de El guardián de las ovejas, “en una especie de éxtasis”.
En la nota introductoria del libro, Mouré comenta: “I translated Pessoa by responding to him as a person. I, a person, and Pessoa, a person. For in Portuguese, pessoa is person. I just read the Pessoan poem line, then wrote my line, or read a few lines, then wrote mine. It was abrupt, direct, total. Trans-e-lations. Trans-eirin-elations. Transcreations. A sheep’s vigil, of a fervent person (2)”. [1]
En la obra de Erín Mouré —o Eirin Moure: su heterónimo en esta obra— Sheep’s Vigil by a Fervent Person encontré una gran inspiración y entusiasmo para traducir. El texto contiene varias capas que para mí son realmente interesantes: Pessoa, Caeiro —la leyenda de su elación—, las elaciones de Erín, las transElations, el Portugal de Pessoa, el Ontario rural en la cabeza de Mouré, la poesía —en sus varias formas—, el ateísmo-metafísico-no-metafísico de Alberto Caeiro, el español, entre otras subcapas que yacen dormidas en el texto.
La obra de Alberto Caeiro ya está traducida al español, y además, para un hablante nativo del español no es muy difícil entender y captar el sentido de los poemas de Caeiro en portugués. Sin embargo, si la traducción se enfoca en la forma en que Mouré lee y traduce a Caeiro y se trata de reproducir esta visión al español de México de pronto se convierte en algo interesante y creativo, eso sí, cuidando el núcleo de la visión de Fernando Pessoa. Es por ello que encuentro relevante publicar esta traducción titulada El cuidador de rebaños, por una ferviente persona de Eirin Moure —heterónimo en este libro de Erín Mouré, en notable guiño al poeta maestro de heterónimos y voz poética portuguesa más prominente del siglo veinte.

[1] He traducido a Pessoa respondiendo a él como persona. Yo, una persona, y Pessoa, una persona. Pues en portugués, pessoa es persona. Me limité a leer el verso pessoano y luego escribir el mío; o leía algunos versos y después el mío. Fue abrupto, directo, total. Trans-e-laciones. Trans-eirin-elaciones. Transcreaciones. El cuidador de rebaños, por una ferviente persona” (Moure 9).

[Original]
V

There’s enough metaphysics in not thinking at all…

There’s enough metaphysics in just going about life with your eyes open.

What I think of the world?
Call me later.

What are my ideas about choses?
And my opinion on causes and effects?
Meditating on god and the soul is just none of my business.
As for the creation of the world,
Don’t ask. For me, thinking of all this would be closing my eyes and not
thinking. Pulling the drapes shut on my window (who needs drapes?).

The mystery in choses?. Useless to ask me.
The only mystery is that people even think about mystery.
That people squint their eyes shut in sunlight
And begin not to know what the sun is
And think heat comes from stoves and dryers.
Just open your eyes and see the sun!
If you do, you can’t think anymore about anything
because sunlight is fab, more than all the thoughts
of philosophers and poets lumped together.
Sunlight doesn’t know what it does
And, as such, doesn’t goof up, and is ordinary and good.

Metaphysics? The metaphysics of trees?
Of being green and pruned and having branches
And giving fruit at harvest, none of which makes us think,
We, who don’t know how to pay attention.
But what better metaphysics than that of trees,
Not knowing what they live for,
Nor knowing that they don’t know it?

“The deep origin of coisas…”
“Vital meaning of a whoosh.
It’s all overrated, you can’t kid me.
It’s incredible that people can even think about all that.
How can people think of reasons and conclusions
when early morning opens rays of splendour, and among the trees
A slow golden glow dispels the darkness.

Thinking of the deepest sense of coisas
Is window dressing, like thinking about health
Or bringing a glass to the water of fountains.

The only deep meaning in coisas
Is that they have none.

I don’t believe in a god – I’ve never seen one.
If I were meant to believe,
One would come and talk to me, I’m sure of it,
And would step into my doorway on Winnett
Saying, hey I’m here!

 (This may sound silly to some ears,
to those who have no clue what it is to look at things,
And, as such, don’t understand those who speak of them
In the way things teach, to those who recognize them.)

But if god is flowers and trees
and island and sun and moonlight
Then I believe
Then I believe without stopping,
And my life entire is mass and fond oration,
And communion, through eyes and ears.

But if god is trees and flowers
Who needs that cipher “God”?
How about “flower” and “tree” and “island,” “sun” and “moonlight”;
Because, if God showed up as
sun and moonlight and flowers and trees and island,
Appeared to me as trees and island
And moonlight and sun and flowers
It means that we should know god
as trees and island and flowers and moonlight and sun.

And, as such, I am subject to great power.
(How could I know more of god than god knows?)
I obey by living, spontaneously,
My own eyes and ears open,
And I call God moonglow and soleil and camellia and cedar and
Centre Island
And I love without thinking god aloud,
And I think of god by seeing and hearing,

And go with God, on Winnett or Vaughan Road, or down Winona to No Frills,
where Garrison Creek is, heading southward to the Lake and America and the
ocean and the Lakehead and the whales and Gibraltar and my heartbeat, fraying,
and the high towers of Chicago, and the road southeast to Albany, the
graveyards where the workers lie and Coaticook where I taught once, and my
heartbeat, fraying, and the emigrants from Poland, and J love you, and Niagara
Falls.

Créditos de la imagen: Pixabay, giallopudding, https://pixabay.com/photos/chicago-skyline-buildings-343941/

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