Vida
XXVII Edición (Temática: Aniversario revista)10 de mayo de 2021Me preparo para realizar un viaje astral y así responder a la pregunta que tanto me inquieta, no puedo esperar más para realizar este viaje. Me pongo cómoda, me recuesto, pongo antes una meditación que me ayudará a tranquilizar mis neuronas, que en estos últimos días han estado con mucha actividad, todo a consecuencia de esa inquietante pregunta, tan importante. A partir de aquí surgirá otra nueva etapa en mi vida, estando en el cuarto diseñado con mis cosas espirituales. Tengo una pirámide de cobre en la cual me recuesto por debajo, me siento tan bien ahí dentro, es éste mi lugar sagrado que lo he cargado de energía de amor, de flores, de inciensos, imágenes que me hacer entrar en relajación con sólo mirarlas. Antes de recostarme enciendo una lámpara de sal rosa para alejar iones positivos y que no interrumpan con mi campo electromagnético. El incienso no puede faltar, por supuesto, un aroma evocador a los tiempos antiguos que ayuda a la mente a que se relaje y sea más fácil ir a mi sueño astral. Creo que todos en alguna ocasión se han preguntado -¿quién es Dios?-
Sin entrar en asuntos de religión, prosigo con mis preparativos, recostada cómodamente, mi respiración comienza a ser más profunda, exhalaciones lentas y largas, tomo aire nuevamente, y comienzo a sentirme tan a gusto que no quiero abrir mis ojos, estoy a un paso de salir de mi cuerpo. Entonces creo que estoy despierta, me siento y doy un brinco, salgo tan aprisa por el techo de mi cuarto y caigo en una playa, su arena es tan finita, hermosa, blanca, brillante, veo el mar un color azul con agua transparente, las olas dejan espuma en las orilla y volteo hacia el otro lado, y miro con gran asombro como unos dinosaurios gigantescos, de cuello largo y cuerpo muy grueso, patas anchas, la verdad no recuerdo cuántos eran, con caras muy felices caminando junto al agua, hacían que sintiera cómo me mojaban, me miran sin miedo y yo también, los acaricio. En ese momento mi respuesta está dada. Dios es la creación de la vida, lloro de emoción al sentir su piel, ver sus caras y el estar en contacto con la arena el mar el sol, el viento, mi admiración por esa creación, esa energía creadora de vida, los abrazo y los beso, y aquí termino uno de mis sueños astrales. Hasta este momento en el que han pasado alrededor de 6 años, recuerdo con mucha claridad esa naturaleza del sueño, el mar, la arena y mis amigos, los dinosaurios. Me despido con gratitud hacia la vida, y me digo a mí misma -¿de verdad me gusta estar dentro de este cuerpo recordando y viviendo cada instante?- Esa felicidad es incalculable.
Créditos de la imagen: Pixabay, StefWithAnF, https://pixabay.com/illustrations/abstract-psychedelic-landscape-5712617/
¿Quién soy? ¿Qué hago aquí? ¿A dónde iré? Al dejar este planeta, éstas son las preguntas motoras que se hace mi existencia para navegar en este camino de búsqueda. Al recorrer el mundo, librando batallas internas por distintos senderos, me encontré con falsos gurús. Sólo terminaba más confundida pero a la vez agradecida al final del camino por comprender que tenía que ser así. Vi la parte positiva llegando a mi verdad de que no necesito dogmas religiosos para unir mi cuerpo, mi mente y mi alma. Ésta soy yo, energía compactada por la gravedad es este cuerpo. Yo soy esta energía dentro y que está aquí para crear, sentir y enviar amor en cada respirar.
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