Voy a armar… un viaje
XV Edición (Temática: Rituales funerarios)09 de noviembre de 2020¿Tiene usted acciones de mecanismos Belgas?
Si consigo como viajar y llego, voy a estar y lo voy a poder vivir.
Muy pocos vuelos y quedan pocos cupos.
Sucedió el viernes, tomé la decisión esa misma noche. Primero unos rones y un buen habano, después comunicárselo a los amigos, la memoria comienza a vaciarse, van a ser días y noches interminables.
Sábado en la noche: Comienzan a llegar todos, está sonando Guillermo Portabales, un brindis, después Carlos Puebla, otro brindis, con Benny More se arma la rumba; está comenzando el viaje.
Lunes al mediodía, se pudo encontrar silla desocupada para un vuelo el jueves primero de diciembre.
– ¡Bueno, sí! Bueno, ¿Cómo estás?
– Con muchas ganas de llegar a la Habana, debe de estar llegando gente de muchas partes de la Tierra.
– ¿Tú ya conseguiste vuelo?
– Hay una posibilidad de un vuelo a Santa Clara.
– En este momento estoy reservando y confirmando para el jueves, entonces nos vemos en Santa Clara el sábado tres, como a las once de la mañana.
Martes veintinueve, las noticias hablan que se está celebrando una ceremonia en la plaza de la revolución con más de setenta delegaciones de países invitados.
Martes veintinueve, en la noche unos tragos con los afectos, un encuentro con los recuerdos. Suena “Balderrama” en la voz de Mercedes Sosa. Estela habla de sus viajes y amores en la isla. Nos comparte que en esa montaña de Sudamérica donde nació, la educación que le dieron fue dura reprimiendo los deseos del cuerpo, en la isla vivió sus pasiones con todo, sin tapujos ni dolores del alma.
Tania llega con un tejido hecho a mano, lleno de colores donde se dibuja el rostro del barbudo.
Alberto coloca en el tocadiscos a Silvio Rodriguez.
Orlando reparte ron y brindamos por los sueños de emancipación, por la solidaridad entre los pueblos.
Si usted me arregla ese barco, en ese barco me voy a Cuba.
Jueves siete de la mañana en el aeropuerto de la Ciudad de México documentando para el vuelo, y entonces para ponerle suspenso y tensión al momento, algunos inconvenientes. Resuelto el impase, diez de la mañana ya dentro del avión.
Jueves primero de Diciembre, doce cuarenta y cinco del medio día, aterrizamos en el aeropuerto José Martí de la Habana.
El cuerpo es arropado por el calor de la isla, en el ambiente bullicio, ansiedad y en muchos rostros expectativa. Tenemos que llegar el sábado tres de Diciembre a Santiago de Cuba.
Comienza la búsqueda de transporte, hay un tren cañero que hace el recorrido, pero se puede demorar dos días en llegar, descartado. Línea Azul de autobuses, todas las sillas llenas por una semana, descartado. Vuelos de la Habana a Santiago, llenos por cinco días, descartado.
– ¿Y ahora?
– Taxis, ¿cuánto cuesta el servicio de taxi de la Habana a Santiago de Cuba?
– Barato, mil doscientos dólares.
– ¡Cómo!
– ¡No chingues!
Es en Santiago la cita, es en el Oriente, allá donde nació el proceso.
En la isla hay nueve días de luto por la ida del compañero. Estar en la Habana y no escuchar música y no poder tomar mojito es duro.
Volvemos a la búsqueda de transporte para poder llegar.
– ¿Qué hacemos? ¿Nos juntamos varios para pagar un taxi?
– ¡No!, lleguemos primero a Santa Clara, allí nos juntamos todos y resolvemos el transporte a Santiago. Son cerca de cuatrocientos kilómetros a Santa Clara y después otros seiscientos a Santiago.
– ¿Dónde dormimos esta noche?
– En casa de Martha y Luís.
Cae la noche del jueves primero de diciembre, ahí en casa de Luís, por fin un roncito Habana de cortesía del anfitrión.
Martha en su mecedora como buena habanera, recreando la conversación y pendiente en la televisión de cómo avanza el cortejo fúnebre que lleva las cenizas del comandante por todos los pueblos hasta llegar a Oriente. A la media noche Luis consigue confirmación de un amigo suyo que nos puede llevar en su taxi a Santa Clara. Salida ocho de la mañana, viernes dos de diciembre y por supuesto otro roncito para celebrar, sin música por que se respeta el luto por el compañero Fidel.
En la mañana del viernes emprendemos el viaje a Oriente. Camilo, el conductor del taxi, nos habla de las equivocaciones de la revolución y también de los aciertos, nos da el testimonio que de todas maneras hay que defender los logros.
Doce del medio día, llegamos a Santa Clara. La segunda casa de ERNESTO. Jóvenes en las calles, mujeres y hombres preciosos, simpáticos y amables. Ya reencontrados todos, se contrata un auto particular para que nos lleve a Santiago, dos de la tarde del viernes continuamos hacia Santiago.
Faltando unos kilómetros para llegara Camagüey, el conductor del auto nos anuncia que se está acabando la gasolina por que el tanque de almacenamiento está roto y entonces nos dice:
– No se preocupen, vamos a conseguir plátano verde, que con la mancha de la cáscara tapamos el agujero por donde se escapa el combustible.
Ya es de noche en Camagüey, resuelto por el momento el problema de la gasolina continuamos el viaje, pasamos por las Tunas, precioso pueblo, antes de Holguín, desviamos hacia Santiago. Llegamos doce de la noche. El cortejo fúnebre descansa en Holguín antes de llegar a Santiago.
Siete de la mañana del sábado tres de diciembre. Después de una dormida reparadora y un rico desayuno, salimos a caminar por las calles de Santiago. A pesar del luto y el dolor por la pérdida, hay alegría y jolgorio por el encuentro. Jóvenes de muchas partes de la Tierra y en especial de organizaciones sociales del sur del continente africano.
Al medio día en la plaza Céspedes hay una multitud en la plaza y en las calles aledañas. Hay un rumor, el rumor crece, se vuelve grito, llega el cortejo con las cenizas del compañero y estalla la multitud, al grito de: ¡YO SOY FIDEL! ¡YO SOY FIDEL!
Cuatro de la tarde del sábado, treinta y cuatro grados de temperatura ambiente, pasamos cerca de un monumento en honor a los héroes de la toma del cuartel Moncada, es una fuente de agua, con la ropa que tengo puesta me meto debajo de la cascada, reparo el cuerpo y soy ungido por el amor del pueblo santiaguero.
Siete de la noche del sábado tres de diciembre, Plaza Antonio Macedo, medio millón de personas esperamos las palabras de todos los líderes de las organizaciones sociales creadas por el pueblo cubano.
Diez de la noche palabras de Raúl:
– ¡Venimos acá a despedir al compañero Fidel!
Me gusta el trabajo en grupo, en bola, en combo, en gallada.
Me gustan las orgías literarias.
QUE BIEN, RECORDATORIO DE LA TRAVESIA PARA LLEGAR AL LUGAR ,DONDE SE ENCUENTRAN LOS HEROES DEL LEVANTAMIENTO DEL CUARTEL MONCADA Y EL MAUSOLEO DE FIDEL. FELICIDADES POR ESTAR AHI.