LXIII Edición: Temporada de lluvias

Camino al Gólgota

Piche compadre, en la que me metió… Tengo harta calor, esta pinchi peluca pica y me da comezón, sabrá Dios si tenía piojos. Y yo sin poder rascarme. Esta túnica no es de mi talla, me queda grande, y la cruz pesa un chingo. Pinche compadre, viene y me dice, “compadrito, hazme la balona, te doy una lana en efectivo, ves que la tira anda tras de mí y tengo que irme de urgencia a otro pueblo, pero nadie quiere hacerla de Cristo en Semana Santa…”. Y acá estoy por puritita necesidá.

Anduvo buscando a quién dejar su lugar, pero nada, ni quien quiera hacerla, sólo los de Iztapalapa que se la creen de deveras, pero en este pueblo descreído, hay que andar buscando hasta en las cantinas a ver si alguien se acomide a ser Jesús… Mujeres sobran, eso sí. Jesús debió ser Jesusa y así no hubieran faltado actores, pero machos no hay, la mayoría andan en el gabacho trabajando, y los que todavía andamos por acá, pos no nos pega esto de la actuada y menos recibir azotes…

Posojalá me cuente este viacrucis bajar mis pecados, ya me caí dos veces y casi me rajo de no ser por el chavo que me ayudó un rato con la cruz. Pinche compadre y él tan tranquilo que ha de estar, seguro ya se fue a los pulques, lo conozco bien, con este calor, se antoja un buen curado de mango…

¡Ay, no, en el grupo de las santas mujeres está la Carolina! Qué no me vea, que no me vea que soy yo, con eso de que le quedé mal la otra noche, después no me va a dejar con sus burlas locas.

¿Qué? ¿Me van a limpiar la cara? ¿Y esa cara de la manta? No es la mía, seguro… Ash, cómo lloran estas señoras, como si deveras me vayan a crucificar, como si juera yo el mismísimo Chuchito… Bueno, se siente chingón que lloren por mí… ¿qué debía decir? Ah, sí: “ya no lloren hijas de Jerusalén…mejor vayan a llorar a su casa”. ¿No era así? … posyaqué.

Ese cabrón centurión me las va a pagar nomás en cuanto acabe esto, se está manchando conmigo, me ha dado chingo de latigazos, todito el cuerpo me duele y me arde, ora sí no aguanto, no desayuné, tengo ganas de devolver y empiezo a ver bolitas de colores…

-¡Abran paso, abran paso, dejen trabajar a los paramédicos! ¡A un lado, señoras, déjenlo respirar!

-¡Noooo, no se vaya a morir dedeveras!

-¡Ay, Jesusito santo! ¡No te lo vayas a llevar al paraíso como al Dimas!

-¡Dios mío, qué grande la fe de este hombre, tanto se metió en su papel que hasta se desmayó de dolor!

Créditos de la imagen: Wikimedia, Benjiarmijo, https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Cristo_de_Iztapalapa.jpg

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