El reloj de techo sobre el andén
XXI Edición (Temática: Romanticismo)01 de febrero de 2021¿En dónde empieza el romanticismo? ¿Por un paseo en el parque y una taza de café? Más bien es un poco antes, o en el trayecto. Hay poetas de una noche y novelistas de una década. El romanticismo es una obra literaria.
A mí me citaban a las 10 de la mañana de un sábado, debajo del reloj en el andén del tren subterráneo. Llegaba puntual, caminaba un poco más lento los últimos metros con la intención de que se fuera secando el sudor de la espalda. Una marca de humedad debajo de la axila no es romántico. Aunque probablemente ni siquiera me verían la camisa. Se notaba más que llegara sin flores y que el poema que me había aprendido en la cabeza no estuviera lo suficientemente bien memorizado.
Detente, sombra de mi bien esquivo
imagen del hechizo …
¿Del hechizo? Pero si tenía la axila sudada, ¿qué magia podía hacer?
Bella ilusión por quién alegre muero
dulce ficción …
Ya habían dado las 10 y sólo yo estaba ahí parado. Tal vez vio desde lejos que no tenía flores y se subió de regreso al tren. Mala ficción es llegar a una cita y que la otra persona no aparezca.
Si al imán de tus gracias, atractiva,
sirve mi pecho de obediente acero
Pues sí, ahí pegado al reloj, mis pies debajo de él, esperando que no pasara otro minuto. A lo mejor sólo es que había perdido su dinero y tuvo que venirse caminando por toda la avenida. Eso tenía que ser porque entre más avanzaban los minutos, más me sentía dejado.
¿Para qué me enamoras, lisonjera,
si has de burlarme luego, fugitiva?
Efectivamente. Es algo más romántico pensar que se llevaron a la otra persona a la cárcel. Las novelas policíacas están poco valoradas. Yo me llevaba una al anden del tren en el norte de la ciudad y me sentaba a leer en una orilla. Había un barandal, como si fuese un balcón elevado, y no había tan mala vista. El viento pegaba de frente, ligeramente cálido. Abajo se veía el taller mecánico de los ferrocarriles y -por arriba- había otro reloj. Al fondo las montañas y las antenas de televisión. Les digo que el romanticismo es una obra literaria. Las novelas policíacas tienen un triángulo amoroso y algún policía que lo resuelve.
Una vez platiqué con un señor de 90 años que ya no leía los periódicos. Era un romántico. Les escribía a los autores de las novelas policíacas para que se apresuraran en su trabajo. Se leía una entera al día y, cuando no tenía ninguna nueva, tomaba el tren para esperar también debajo del reloj, colgado en el techo del anden del tren subterráneo de la ciudad. No en todos los relojes había buena vista, aunque a él nunca se le olvidaban las flores.
Mas blasonar no puedes, satisfecha,
de que triunfa de mí tu tiranía,
que aunque dejas burlado el lazo estrecho,
que tu forma fantástica ceñía …
Eran las 10:20, llegaba un tren nuevo al andén. Un sábado por la mañana, los dos debajo del reloj en el túnel con dirección al centro.
Poco importa burlar brazos y pecho,
si te labra prisión mi fantasía.
El señor de 90 años seguía leyendo, otra novela sobre un triángulo amoroso y un policía. Sábado, 11 de la mañana, ella y yo caminábamos por el centro de la ciudad. Me detenía en una esquina, la miraba de frente y le recitaba el poema a medias. Necesitaba conseguir unas flores. El romanticismo es una obra literaria, un poema mal recitado, versos inventados para rellenar el silencio de los que ya se olvidaron.
Ya escribiríamos una novela policíaca para el señor de 90 años. Por ahora encontraríamos el tren de regreso y me preocuparía de no aplastar las flores al entrar al vagón. Con una mano las sostenía en el techo y con la otra mantenía el balance. Ya iría de nuevo a la estación del norte de la ciudad para terminar de leer la novela. El romanticismo es no perder el último tren que sale del centro antes de la medianoche.
Créditos de la imagen: Wikimedia Commons, Juan Carlos Fonseca Mata, Estación Apatlaco – Línea 8 – Metro de la Ciudad de México – Andenes, https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Estaci%C3%B3n_Apatlaco_-L%C3%ADnea_8-Metro_de_la_Ciudad_de_M%C3%A9xico-_Andenes.jpg
Adrián Hernández Santisteban
Letras tropicales
Editor de La idea lista
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