LXIII Edición: Temporada de lluvias
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Esta nota se debe leer mientras escuchas – Beetween Two Points con Romy Gilmour-
Sentada, pausada y planificando – ¿Qué pasará después?- La ansiedad me persigué, pensé que era un don poder decir a mi cerebo en la noche, antes de dormir, la hora a la tenía que levatarme al día siguiente. Siempre logro levanterme 15 minutos o media hora antes que el despertador siquiera suene. Eso no es un don, es ansiedad y capitalismo neoliberal. Llegó el día de viajar y tomar mi descanso de mi autoflagelo, leía sobre el derrecho a la tierra y al territorio, pienso muchas cosas todo el tiempo.
No es humano sentir indiferencia ante la sobre – exposición de la guerra y sus consecuencias. Poder canalizar todos esos pensamientos antes de dormir sin que te den pesadillas y sin levantarte a la mitad de la noche con el corazón a punto de estallar. Recuerdo mucho estar embarazada de mi segunda hija en Beirut, Líbano. Mientras mi hija mayor estaba en México con mi madre. En ese entonces, soñaba que mi hija desaparecía, que la olvidaba en el mercado o que no podía encontrarla; despertaba a la mitad de la noche con el cuarto hirviendo, no había electricidad en las noches, un calor horroroso….mi corazón latiendo a mil por hora. Reconociendo el lugar – ¿Dónde estoy? ¿Dónde esta mi hija? ¿Por qué hace tanto calor y no hay luz?- En fin, hacía no sé cuanto tiempo que en gran parte de Líbano, la energía eléctrica viene de generadores con gasolina; por lo cual, no puedes usar múltiples artefactos de cocina a la vez, aire acondicionado…olvídalo. La regadera con agua caliente también es con energía, solo tres aparatos a la vez, tú eliges, tres ya es un privilegio. No puedo ni pensar como será ahora, con los bombardeos; mi mayor temor era no entrar en elevadores para no quedarme atorada por horas… -recuerda siempre siempre cargar tu celular, con batería siempre tienes que andar – me decían.
-Voy a descansar- me dije. Tomé el vuelo, afortunadamente llegué a un espacio seguro y como de costumbre no te lo pude esconder. No es humano no poder sacarlo de mi cabeza: personas en pedacitos, niños de la guerra, ira, nacionalismo, neoliberalismo en su fase de cocción, armamento, música y sobre todo vergüenza. Ahí estaban mis hijas viéndome ausente, apenas respirando olvidándome de comer. La única que parece darse cuenta es la niñera – Sra. Tiene que comer, me preocupa mucho – se la pasa diciéndome; se da cuenta que llevo media hora con el tenedor en la mano, viendo a la nada, haciendo cuentas en mi cabeza, pensando… pensando…loading. Las noticias… bombardeos y pienso -la humanidad, ¿hasta dónde ha llegado? Que nivel de degradación-, en el whatsapp, no dejan de llegar mensajes relacionados a la administración del edificio de mi departamento, que esta rentado.
Me proponen comenzar un nuevo negocio, exportar agua embotellada a Asia; agua potable de los mantos acuíferos latinoamericanos….barrios enteros en este país sin agua. Me enorgullece la culinaria mexicana, sus espacios, su cultura, pero hasta este gran orgullo carga nacionalismo y superioridad cultural. Decido no hacerlo, no embotellar agua latinoamericana para enviarla a Asia. – ¿ Qué me persigue ? – Lo que no me deja estar tranquila es el ruido, cada día puedo menos con todos los sonidos… ¿ Por qué todos hablan a la vez ? ¿ Por qué tanta música sin significado? Tanto ruido en la calle, las motos … la gente, no sabemos amar.
Para tí, que me armas como rompecabezas, tengo que confesar que estás llena de ambición, que desconozco tus intensiones, que soy transparente y que no me escudo en la paranoia. Olvido decir las cosas, me averguenzan otras y por mucho no puedo identificar las emociones de la gente, tienes tanto misterio en los ojos. Tengo que correr cada tres días al menos para poder parar esta retroescavadora que hay en mi cerebro, entonces cada vez que las escucho en la selva colombiana se que esta deuda algún día la tendremos que pagar, esta tierra no nos pertenece, somos todas y todos. Solo regreso cada vez, siempre cada vez para recuperar la calma en mis sueños, -shh…shhhh I’m here – siempre lo dices, siempre lo escucho, cada vez más lejos, tienes prioridades.
Créditos de la imagen: colección de la autora
Me gusta la naturaleza más que la ciudad, disfruto la montaña tanto como el buen maté en el frío. Los animales son mis mejores amigos, montar en bicicleta mi pasatiempo favorito. Escribir, viajar, cocinar, leer y compartir lo considero parte indispensable de mi vida. Cambiar la manera en la que vivimos, consumimos y producimos es mi sueño utópico. Aislarme mi refugio inevitable, tomar té de jengibre y tocar la flauta, me gusta tanto como estirarme por las mañanas cuando creo que soy un gato.
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