Ella y el porno
XXXIX Edición (Temática: El cuerpo femenino)15 de noviembre de 2021Ely tenía 17 años. Estaban en un bar en algún lugar de la Roma en la Ciudad de México o quizás la Zona Rosa, no recuerda bien. Viajaban en el coche de una antigua amiga, casi siempre escuchaban las mismas canciones o bandas: Placebo, Depeche Mode, Mecano, Pixies, The Doors, The Smiths y hasta Cranberries.
Esa noche se quedaron varadas en el bar de mala muerte, algo siempre muy especial para Ely y su manera de hacer amigos. Habían ya bebido lo suficiente como para empezar a llorar o a pelear entre las tres, típico. Las dos amigas deciden abandonar a Ely, minutos después ella conoce a una mujer de ojos ámbar en la entrada del bar, Renata.
Ella le pide un cigarro, Ely lo saca, Renata le dice, soy edecán y vengo con mi hermano. Doce años después Ely sigue sin recordar al hermano y su cara, ni siquiera puede recordar si ese hombre era su hermano.
Muchos tragos más tarde, Ely pierde su décimo celular, junto con toda su bolsa. Renata le dice, no te preocupes, yo vivo muy cerca, vayamos a mi casa. Cuando llegan a su casa en realidad era un hostal. Renata vivía en una pequeña habitación a veces compartida. Fumaron un porro, mientras reían a carcajadas. Ely se percata que Renata es al menos cinco años más grande cuando de pronto la interrumpe y le dice, ¿te digo algo y no te sacas de pedo? Ely le responde, dímelo todo. Se quedan en silencio con la boca seca por al menos cinco minutos, cuando de pronto Renata escupe una verdad culminante, hago porno… bueno he hecho algunas películas para sobrevivir. Silencio de nuevo.
Ely decide dormir en una cama separada. Su inmadurez no le permite asumir este comentario. Piensa que el cuerpo femenino es algo preciado pero que aún así puede comercializarse, que hay gente que se cree dueña o dueño de cuerpos ajenos: los manipula, los explota, los saborea y los desecha. Ely no puede dormir, no puede dejar de pensar en como el brillo de los ojos de Renata se opacó al ver la reacción de ella, no pudo ocultar la decepción. Nadie sabe que está bien o que está mal, piensa.
En la mañana Ely le dice a Renata no me decepcionaste tú, para nada, sino que el porno del que yo he sido testigo, no ha hecho más que promocionar estereotipos de mujer, de hombre y de placer que son ajenos, que promueven la frustración, la decepción y muchas otras más, no es así como yo veo los cuerpos y el sexo. Ely se marcha para encontrar a Renata años más tarde en una fiesta, en la que ninguna de las dos jamás mencionó aquello. Que vergüenza aquella noche, le dice Ely a Renata. La invita a casa de otra amiga, en el sur de la Ciudad. Renata confiesa muchas otras cosas, al final Ely decide que es hora de dormir y sin importarle un carajo nadie más que ella misma le dice a Renata oye, no es mal pedo, pero si quieres quédate a dormir o te pago el taxi, pero ya no puedo ni quiero llevarte a tu casa. Renata le dice está bien me quedo, al final mi cuerpo también merece descansar, es lo único que me pertenece y pues ahora que soy una creadora más, estoy embarazada. Renata duerme, profundamente. Ely la cubre con una manta de franela y le presta una piyama.
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Me gusta la naturaleza más que la ciudad, disfruto la montaña tanto como el buen maté en el frío. Los animales son mis mejores amigos, montar en bicicleta mi pasatiempo favorito. Escribir, viajar, cocinar, leer y compartir lo considero parte indispensable de mi vida. Cambiar la manera en la que vivimos, consumimos y producimos es mi sueño utópico. Aislarme mi refugio inevitable, tomar té de jengibre y tocar la flauta, me gusta tanto como estirarme por las mañanas cuando creo que soy un gato.
Hola, también me gusta Depeche Mode Pixies, Placebo, y otras bandas como The Cure, Caifanes, SODA STEREO, y AC/DC. y hago reseñas de conciertos.
Hola, tengo la idea que te vi pasar por el Eje Central Lázaro Cárdenas, tengo la idea que pedaleabas tu bicicleta, mientras tocabas la flauta -en serio- usabas una blusa sencilla bordada de Oaxaca.
Por otra parte me gustan tus relatos.