La última noche de mayo, el gran incendio
XXIX Edición (Temática: Incendios)07 de junio de 2021Ella dormía en la habitación, la despertó un mal sueño, siempre el mismo con la misma prima que le pide auxilio. Esa mañana cuando su pesadilla terminó pensó -de alguna manera siento que estamos conectadas–. En el sueño la abrazaba, la prima traía una sudadera con olor a suavizante, es interesante saber que en los sueños también puedes oler. Mientras tanto, cuando ella despierta, él duerme a su lado, se llama Emiliano. Son las 6:30 a.m. de un mes de mayo, esta vez están en Dubái, él también se levanta repentinamente se aproxima a la ventana y le dice a ella – el ruido de un choque me despertó, se está incendiando en plena avenida y ¡nadie se detiene para auxiliar! ¡mira!–. Ella se asoma, graba morbosamente en su celular mientras dos autos de policías ya dirigían el tráfico. Los automóviles pasan con prisa de manera indiferente a un lado del coche con una persona posiblemente calcinada dentro, parece que no se acercan demasiado porque quizá el coche pueda explotar. Ésta es la suposición de ella. La realidad es que ellos dos tampoco ayudan, pero no vuelven a la cama, miran un rato por la ventana desde el piso 30 del edificio.
Es verano, en Dubái hace tanto calor en esta época del año que puedes desvanecerte si caminas bajo el sol. La mayoría de las actividades al aire libre no están permitidas. Es una ciudad modelo del consumo desmedido, el punto culminante donde todo sucede mientras la mano de obra de países como Nepal, Filipinas, India, Pakistán y algunos países africanos se encargan de servir a todos los visitantes y residentes, el lugar que no descansa de lo ficticio nunca y en el mariposario los cuadros de los encargados del país, toda la generación, están hechos de alas de mariposa a detalle preciso. El calor y la gente hacen que en unos pocos minutos ya te sientas asfixiado -ella piensa- la gran vida puedes tener, algo así como la película italiana de la Grande Belleza. Mientras decides qué comer, hay comida y restaurantes disponibles de todos los lugares del mundo. Qué fortuna estar aquí cuando no eres parte de la mano de obra barata. Sigue pensando -como quisiera visitar museos, conocer gente local, empaparme de toda la multiculturalidad y ¿cómo pasó todo esto que sucede aquí?-. Nadie parece preocuparse porque el mundo está por acabarse, porque más de un millón de especies ya han sido extinguidas del planeta tierra, sólo parecen preocuparse por no dejar apagado el aire acondicionado en un lugar tan caluroso. No puede ser tan malo estar aquí, de hecho, no está nada mal, sólo que ella carga un gran sentimiento de culpa por los que están del otro lado, al saber que cada acción tiene una consecuencia – tienes que aprender a disfrutar se dice a ella misma – el incendio de la calle sigue, ya pasaron 15 minutos, los bomberos no han llegado.
Justo antes de llegar a Dubái los incendios habían comenzado tan pronto se acercaba la primavera alrededor del mundo. A estos los acompañaban sequías históricas -pensó- nos estamos secando. California ardiendo, los incendios en ejidos de Jalisco estaban imparables. La sequía en el norte de México, ya sentía la falta de aire fresco en su lugar de origen. Justo antes de llegar en diciembre 2020, la casa de su madre se había incendiado, sin comprender mucho la gravedad del asunto, lo que más le importaba a ella era salvar a sus animales. La madre llega a su casa y le dice a su hija llorando –ya no tengo miedo al fuego, ya se que no moriré quemada–. Quizá pensar en sacar a sus animales antes de que estos mueran quemados, es el mismo sentimiento que tengo al pensar en el medio ambiente, quisiera sacar a todos aquellos a algún lugar amplio y lindo antes de que mueran calcinados o quizá eso sentían los policías que veían a la persona calcinarse dentro del coche, mientras todos los demás pasaban indiferentemente y los bomberos aún no llegaban. –Saquémoslo rápido antes de que muera calcinado, viendo como claramente éste se calcina- esto es mi peor pesadilla, morir quemada.
Crédito de la imagen: Proporcionada por la autora.
Me gusta la naturaleza más que la ciudad, disfruto la montaña tanto como el buen maté en el frío. Los animales son mis mejores amigos, montar en bicicleta mi pasatiempo favorito. Escribir, viajar, cocinar, leer y compartir lo considero parte indispensable de mi vida. Cambiar la manera en la que vivimos, consumimos y producimos es mi sueño utópico. Aislarme mi refugio inevitable, tomar té de jengibre y tocar la flauta, me gusta tanto como estirarme por las mañanas cuando creo que soy un gato.
¡Felicidades por tu texto, Tusita!
Muy buena la historia 🙏🏼
¡Triste!… escribir es transmitir ideas y emociones. Conmigo lo conseguiste Tusita… felicidades.