¿Cómo puedo ejercer el feminismo?
XII Edición28 de septiembre de 2020¿Cómo puedo ejercerlo desde mi condición como edad, género femenino y estatus dentro del matriarcado que a veces se confunde con un sistema parecido al masculino? ¿O es que ambos son sistemas por los que nos toca pasar dependiendo nuestro estado? ¿O este sistema nos lo brinda el entorno en el que nos encontramos?
¿Cómo ejercer el feminismo con estos sindicatos de mujeres “mayores” que deciden el lugar de las menores por conveniencia de quién y por utilidad de qué? Este sindicato que a veces pasa desapercibido sostiene las reglas en las que vivimos, seguramente invisibles para el género masculino.
¿En qué momento me alistaré en él para formar parte de esos argumentos que en este instante me parecen una falsa realización, ni siquiera femenina sino humana? ¿En qué momento dejaré de ser ese símbolo prometedor de esperanza, verdad y amor, para negociar y especular con ello? ¿En qué momento la juventud es un problema existencial y de poder? El nacer en esta condición femenina, ¡no conlleva “el título” de respeto entre mujeres!
¿Qué me pasará cuando llegue a los 60 años y además del panorama humano y personal se le adhieran las obsesiones por los recuerdos, por mi cuerpo que ya no es joven y decida pelear y/o competir con seres más jóvenes?
¿Por qué además de crear personas no podemos integrarlas? ¿No es esto contradictorio y antinatural? ¿Sólo parimos una vez y lo demás es desolación? ¿O mi ciega búsqueda por amar al otro género no me deja verme?
¿Qué es lo que no me permite ver en lo que me convertiré? ¿De qué “beneficios” estoy gozando por los que he de competir con mis semejantes femeninos? ¿Qué me llevará a negar mi cuerpo y a anular el respeto por las demás?
¿Por qué podemos parir y no parirnos a nosotras mismas? Usemos la misma fuerza de amor a un hijo en nosotras para vivir en este cuerpo, con los otros y con las otras.
¿En qué momento el feminismo dejará de hablar de mí?
Créditos de la pintura: Busto de mujer, obra sin fechar, Leonor Fini
Todos los caminos llevan al mar.
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