Mi idealismo
IV Edición08 de junio de 2020Mi idealismo es el eje fundamental de mis ideas y la moral de mi vida social. Ha equilibrado mis relaciones con el mundo que me rodea, creado nuevas fuentes de inspiración para escribir, trabajar, vivir y pensar que al final todo estará bien. Sin embargo, desde hace ya un tiempo pienso que en el mundo no hay solidaridad en él y que la falta de unión nos mantiene en una constante desigualdad. Este pensamiento se acrecentó cuando el año pasado visité Chile, país en el que los jóvenes protestaban por una cadena sistemática de injusticia social. Chilenos de 30 años que no conocían la gratuidad de la universidad, como la conocemos los mexicanos en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). La realidad es que terminan debiéndole al banco grandes sumas de dinero y que probablemente no podrán pagar en los próximos diez años. Además, deben conseguir empleos en una ciudad en el que el sistema de transporte público está colapsado y los precios de vivir en Santiago de Chile son tan altos como muchas ciudades europeas, pero los salarios son bajos.
Este sistema de esclavitud moderna hizo que finalmente después de un tiempo los jóvenes salieran a la calle a marchar y exigir mejores condiciones de vida y reducir la brecha de desigualdad. Sin embargo, parecían que sus demandas no tenían objetivos definidos y que fueron guiados por su idealismo y pasión. La verdad es que por un momento pensé que algo cambiaría y que quizá otros países en América Latina, al menos, mostrarían un sentimiento de solidaridad por esos jóvenes y familias.
Pero nada ha cambiado aún, manifestaciones masivas se presentaron en Ecuador, Colombia y hasta Bolivia. La realidad es que tampoco sabemos si cambiará. El mundo sigue siendo indiferente al sufrimiento externo, si bien el sufrimiento es un sentimiento único e individual. Sólo nosotros mismos podemos descifrar su intensidad y magnitud, pero no es tan difícil sentir un poco de compasión por aquellos que están pasando por etapas tan obscuras en la historia de la sociedad.
Quizás es sólo en mi idealismo en el que imagino un mundo mejor. Porque, a decir verdad, las exigencias de los chilenos eran ambiguas, pero no eran absurdas. Es decir, exigían educación pública, mejores condiciones de vida, un mejor sistema de salud, entre otras cosas, esto no parece escandaloso o fuera de lo normal. Lo anormal de la situación es que el mundo viera a Chile como un gran modelo económico en el pasado, que nadie se detuviera a pensar lo que realmente representaba basar el desarrollo de un pueblo en términos económicos. Los jóvenes chilenos acompañados por un profundo miedo a perder la vida durante estás manifestaciones publicaban en redes sociales, cuando de pronto leí en un tweet: “nos han quitado todo, que hasta el miedo nos han robado”. ¿Por qué permanecemos inertes o indiferentes ante este tipo de situaciones? Aquellos que tienen tiempo de pensar en algo más que en qué comerán mañana, ¿por qué no muestran un mínimo sentido de solidaridad? Al menos pensar en noches frías y de lluvia. ¿Cómo será una noche de frío en la calle y sin cobijas?
De pronto llegan un poco más de manifestaciones, ahora en Estados Unidos. Posteriormente muere a manos de cuatro policías blancos un ciudadano estadounidense negro de apellido Floyd, un acto que algunas personas llamarían brutalidad policial. Esto sucedió poco después que un par de civiles blancos matarán a tiros a un hombre negro que se encontraba haciendo ejercicio y corriendo en un terreno baldío en otro Estado del país. En algunas ciudades de Estados Unidos la gente ha decidido salir a marchar contra la brutalidad policial y el racismo. Mientras las manifestaciones de personas que piden comida en los barrios más desfavorecidos de Chile continúan y algunas favelas se organizan ya en Brasil contra el manejo de la crisis económica y social.
Entonces me pregunto a mí misma si lo que realmente pasa en el mundo es falta de empatía y si mi problema es un exceso de idealismo. Primero: la empatía para mí es un sentimiento evolucionado. Se crea a partir de la exposición al arte, la naturaleza, los animales, la música, los olores del campo, los abrazos de los abuelos, las buenas tazas de chocolate en el frío de la montaña, pero sobre todo por los actos solidarios de aquellos desconocidos o conocidos que cuando hemos sentido que el mundo no vale nada nos ofrecen un plato de comida, un abrazo o una palabra de aliento sin esperar nada a cambio, amor fraternal.
Eso sería mi idealismo, un mundo más solidario y empático. ¡Dejemos ya de ser tan indiferentes a lo que le pasa a los demás! ¡De someternos ante la desigualdad! Quizá un buen inicio sería exponernos un poco más a la buena música, a la naturaleza, a las personas y cada vez menos a los medios de comunicación y redes sociales. Evitar las selfies y menos fotos de platos llenos de comida, dietas y rutinas de ejercicio en Instagram y Facebook. Mi idealismo también es un mundo menos vacío, con gente desinteresada por el color de piel, apellido, universidad de procedencia, estatus social y económico. Un mundo más humano, sin creer que el ser humano es el ser vivo dominante en el planeta. Donde el arte, la música y el campo sean tan valorados como la tecnología. Ojalá empecemos a creer que si podemos cambiar algo o al menos no dejar que el mundo nos cambie.
Me gusta la naturaleza más que la ciudad, disfruto la montaña tanto como el buen maté en el frío. Los animales son mis mejores amigos, montar en bicicleta mi pasatiempo favorito. Escribir, viajar, cocinar, leer y compartir lo considero parte indispensable de mi vida. Cambiar la manera en la que vivimos, consumimos y producimos es mi sueño utópico. Aislarme mi refugio inevitable, tomar té de jengibre y tocar la flauta, me gusta tanto como estirarme por las mañanas cuando creo que soy un gato.
2 comments
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Tusita: Gracias por tu texto. Es uno que me incomodó y por eso mismo lo agradezco ¿en qué sentido me incomodó? En el que me ha confrontado ya que yo he pasado por un momento de desencanto y bueno, creo que sigo pasando. Estoy en un momento en el que creo que nada se puede hacer frente a la imbecilidad humana pero tu texto es una grieta y eso es bello.
Sos un angel … si los angeles fueran reales… seres puros de corazon… sin mas objetivos en la vida que el bien de los demas… serias vos mi definicion de angel…