Él, Rojo
IV Edición08 de junio de 2020Sostengo que esta historia genealógica funda el lugar común del deseo; definido como falta.
Michael Onfray
Rojo, he sobrevivido a tu falta,
tal vez ésta es la que me ha salvado
de no morir por lo demás.
¡Bendito tu amor joven!
Me dejó hirviendo.
¡Bendito tu beso eterno!
Que no me ha dejado caer
en el engaño.
Tomé tu compañía
por largos años,
no tengo pena al decírtelo.
Tómalo como un pago
si es que alguien te debe algo.
Hoy, a tu falta yo me entrego,
porque aunque te siga anhelando
yo, tengo demasiado.
II
He pensando ser la mejor
desde entonces,
pero al pensar no se avanza.
He querido ser bella,
pero la vida no me deja.
He querido ser perfecta
para encontrarme contigo,
pero me encuentro conmigo
y eso, me hace distancia.
He querido ser amorosa para amarte,
pero la oscuridad de la ciudad
y todo lo que tengo que recordar
me hace olvidarte.
¿Tú ya me has olvidado?
III
Al ver todo esto,
he apoyado en una esfera mi corazón.
En una perfecta, esfera perfecta.
Ella se encargará de elevarlo,
ya no seré yo ni mi intelecto.
Será todo fortuito
todo natural,
sin riesgo
ni apuro,
sin maldición
y sin lo que no soy.
Será lo de todos,
porque no he podido evitar mirarlos.
Somos todos ahora,
una voluntad mayor.
Créditos de la imagen: Proporcionada por el autor, Gustave Moreau, L’Apparition, https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Gustave_Moreau_-_l%27Apparition.jpg
Todos los caminos llevan al mar.
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“Cuando ella se enamoro,
no penso que el corazón,
era rojo para siempre,
siempre era rojo,
rojo por siempre no,
no lo penso,
el corazón,
y lo guardo en un rincón,
sin saber si un dia el sol,
le daria otros colores,
otros colorees,
otro color,
un dia el sol no lo penso.” (Manuel García)