LXIII Edición: Temporada de lluvias

Tres jardines

Lo que implica vivir en la Ciudad de México es aceptar que quizá no tendrás la fortuna de tener un jardín propio. Crecí con un jardín pero -poco a poco- fui desplazándome a lugares más pequeños en los que el tener un espacio verde no era posible. Sin embargo, siempre tuve la necesidad de pasar mi tiempo libre en áreas verdes extendidas y amplia naturaleza, aunque me críe en una de las metrópolis más grandes del mundo sentía que no quería pasar mi vida privada de eso que tanto me gustaba.

Poco a poco fui descubriendo rincones y jardines secretos dentro de la misma ciudad en la que pasaba mi tiempo libre. En esta urbe tan grande y transitada definitivamente hay tres rinconcitos que me incentivaron a crear mi propio espacio verde y dedicarle tiempo a la arquitectura y armonía de un pequeño huerto propio. El primero es el Jardín Botánico de Chapultepec, el segundo es el jardín botánico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el tercero se encuentra en la biblioteca José Vasconcelos.

En el Jardín botánico de Chapultepec tengo un recorrido favorito: visitar el Museo de Arte Moderno, hacer un picnic en el espacio que hay detrás y pasar después por el jardín botánico. Sin sonar pretenciosa, aprendes de las plantas que se encuentran ahí, mis favoritas en general son los cactus, particularmente uno que se llama garambullo. Tiempo después la encontraría en muchos de los rincones desérticos del estado de Querétaro. El segundo jardín, al que llamaría un clásico, es el botánico de la UNAM, ahí mi recorrido perfecto puede variar, entre hacer una visita al Museo de Arte Contemporáneo (MUAC), armar un pequeño picnic donde sea y después pasarse al jardín botánico. Lo más importante es evitar a la gente, no me gusta distraerme con voces y pláticas ajenas. Otro trayecto interesante puede ser el espacio escultórico y el jardín botánico, a mí personalmente me gustan los dos recorridos, ambos tienen sus encantos y son para momentos distintos. El jardín, que nunca dejó de sorprenderme es el de la biblioteca José Vasconcelos. Primero porque esta biblioteca a mí me encanta, mi amigo Adrián me llevó ahí por primera vez, recuerdo que él llevaba el libro de Don Quijote de la Mancha, se reía solo mientras lo leía y yo buscaba libros para complementar un poco más mi tesis. Descubrí que la biblioteca básicamente fue construida durante el sexenio presidencial de Vicente Fox, sin desprestigiar su mandato, me parece que fue una de las mejores cosas que hizo.

De estos espacios, de otros jardines y del mío he aprendido que lo que quiero en realidad -más que un jardín arquitectónicamente perfecto y armonioso- es un lugar en el que cultivar mis propios alimentos y en el que pueda crecer mi propia comida. Un huerto más amplio que me dé la posibilidad de no volver nunca a un supermercado a comprar frutas y verduras. Si bien una de las fortunas de la Ciudad de México es que aún puedes acceder a mercados y tianguis locales en los que puedes encontrar fruta fresca, o bien, hacer crecer tu propio alimento y que además embellezca tu día a día en un jardín perfecto. Me parece que los jardines no necesariamente deben tener flores y orquídeas para pensar que son hermosos. La belleza de nuestro espacio verde se impondrá sin necesidad de replicar algún otro lugar. Creo que -de manera generalizada- en las grandes ciudades como en la que yo me críe hemos perdido la capacidad de cultivar y cuidar los espacios verdes. La contemplación de estos lugares es indispensable para sensibilizarnos y sentir que somos parte del mismo medio del que nos rodea. Quisiera terminar escribiendo sobre la foto que se muestra en el articulo, la tomé de un jardín botánico en Sudáfrica dos días después de descubrir en un lugar alejado, una especie de campamento sustentable aislado. En este lugar -mientras esperaba mi comida- me encontré con un folleto que decía que el mejor tequila de Sudáfrica, producido con agave 100% mexicano, era cultivado ahora aquí.

Créditos de la fotografía: Proporcionada por la autora. Jardín Botánico Nacional Kirstenbosch, SouthernSuburs, Provincia de Cabo Occidental, Sudáfrica (18 de agosto de 2018).

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