Despedida
LIII Edición01 de agosto de 202224 de Febrero de cualquier año en cualquier lugar del planeta
Buenas noches, profesor:
Seguramente te sorprenderá recibir esta carta y también el comienzo, pero desde hace unos días, siento la necesidad de cerrar este capítulo de mi vida. Tú hace mucho, no me cabe duda, lo has hecho en la tuya. Pensé que también lo había conseguido y no ha sido así porque hoy en mi terraza, por más que intento pensar en otra cosa, vienes una y otra vez a mi pensamiento y no precisamente como un buen recuerdo.
La noche es cálida, una brisa suave me acaricia la cara, todo es perfecto para que me sienta bien pero no puedo porque la tristeza me lo impide. Qué segura estaba de ser indiferente a toda complicación sentimental contigo porque hacía ocho años que no nos veíamos. Sabía que tenías pareja y la relación sin futuro que habíamos tenido, no se puede decir que fuera un éxito ya que lo que empieza con una juerga, con más copas de las que son razonables, no suele terminar en una boda. A nosotras, por muy tomadas que estemos, aunque a la mañana siguiente no recordemos el nombre, no sé porqué nos cuesta trabajo aceptar que el teléfono no suene o recibir algún mensaje.
No voy a echarte la culpa. Al principio, pensé que podía ser bonito que podíamos ser cómplices de verdad porque no iba a haber ninguna intimidad, solamente darle forma a lo que quedó en el aire, pero lo hubo y lo único que ha quedado claro, es que para ti no significó nada. Al contrario, incluso te sentiste fatal porque según tú, no era tu intención, solamente querías que llegáramos a ser los amigos que no fuimos y, como no te puse una pistola en el pecho, al contrario, fuiste tú el que mandabas señales inequívocas, ya no sé que pensar. He pasado de sentirme una irresponsable, a una acosadora. ¡Menuda estupidez!
Después de esa cita desafortunada decidí -y lo he llevado a rajatabla- no complicarme con amores y desamores. La mayor parte de este tiempo desde entonces, a esta noche, me encuentro bien aunque, a veces, te eche de menos y es en esos momentos en los que me lleno de rabia hacia mí misma porque siento que estoy bloqueada, que no es que no quiera a nadie en mi vida, solamente tengo que olvidarme de ti y he tomado la decisión. Mientras pienso en lo feliz que estaría esta noche tan bonita si no hubiera contestado a tu mensaje de felicitación navideño, de acabar con este drama que lleva tu nombre. Creo que ya ha pasado tiempo suficiente y estoy lista para conocer esa magia del amor a primera vista a través de eso que llamamos flechazo y que yo confundí con la ingesta de gin tonics con el principio de un romance. Sería una forma divertida y, ya que no sabemos como puede resultar, más vale que sea así, al menos te deja un recuerdo agradable. Eso sí, contando hasta diez antes de liarme la manta a la cabeza y pasar de la pista de baile a la cama y así sí no funciona. Puedes guardar el recuerdo como una vivencia que te hace sentir bien y no como una tonta. Está claro que tengo que llevar a la confianza al gimnasio de la autoestima para darle una buena sesión de musculación. No quiero que pienses que fuiste tú quien me convirtió en una persona insegura, eso es algo que llevo arrastrando desde antes de conocerte. La falta o poca cantidad de seguridad en mi misma me llevó, la noche que nos conocimos, a beber más de lo debido y a montarme en mi cabeza un romance que en ningún momento existió.
Conforme te estoy escribiendo esta carta, que no sé si voy a enviar, siento que me quito un peso de encima y que la confianza me da un beso suave. Sé que tengo que empezar despacio porque esto de gestionar los sentimientos es igual a los regímenes de adelgazar. Si pierdes muy rápido, en cuanto bajas la guardia, pones el doble. La verdad es que has sido un buen profesor, un magnífico entrenador en los asuntos del corazón y es mejor que no te enteres del cambio, no vaya a ser que decidas demostrarme lo frágil que aún estoy y que tú aún marcas el ritmo. Demostrarme que no está todo superado y vuelva a desperdiciar otra noche mágica pensando en ti.
–
P.D. No te deseo el infierno, pero tampoco la gloria.
Créditos de la imagen: Pixabay, Foundry, https://pixabay.com/photos/woman-upset-sad-depressed-hipster-863686/
Amante de la lectura y la escritura desde muy joven. He publicado un libro “Amada Vida Mágica” y tengo relatos incluidos en Antologías de México y Uruguay. Así mismo, también he recibido varias menciones por mi participación en España y Sudamérica.
Una persona enamorada de la vida, todo un ejemplo a seguir.