Diario de una embarazada…
XIII (Temática: El cuerpo)12 de octubre de 202015 de mayo
Estoy sentada frente a la computadora, en la selva amazónica, el calor y la humedad no me dejan pensar, algo raro esta pasando en mi cuerpo, pero no logro descifrarlo, me duele la cabeza.
16 de mayo
Haré un viaje largo en coche y quizá me toque caminar un largo trayecto de lodo. El viaje ha comenzado, en esta parte del mundo aún no se han construido carreteras y el coche rebota y se desliza por el lodo húmedo. Aún me siento rara, ya no me duele la cabeza, pero tengo mucha sed.
20 de mayo
Recorrimos una larga sabana, sin vegetación, abundante el sol que quemaba la piel y con múltiples caminos y trazos en el suelo árido que no llevan a ninguna parte, si no a dar vueltas en círculos. Pareciera que alguien los hubiese trazado con el fin de despistara los visitantes para así evitar que se llegue a las comunidades aisladas. Mi cuerpo me duele mucho, no he dormido y unos pequeños moscos me han picado en las ingles y piernas.
21 de mayo
Creó que estoy embarazada, no está dentro de mis planes embarazarme en este lugar, en la mitad de la nada.
22 de mayo
La prueba salió positiva, no sé qué hacer….
23 de mayo
He decidido que lo mejor es dejar la selva atrás, sus paisajes, su humedad. Definitivamente el Amazonas no es el mejor lugar para tener un bebé, aunque pienso que quizá no es el mejor lugar para mí, pero – ¿cómo hacen las mujeres nativas?, ¿les da paludismo?, ¿qué pasa cuando deben caminar largos trayectos y están embarazadas?, ¿qué médicos visitan? Aquí, no hay luz, no hay agua potable, no hay servicios médicos, no hay escuelas, bueno la escuela rural más cercana esta al menos a 5 kilómetros, entonces… ¿Cómo han sobrevivido tanto tiempo? Esas mujeres son tan resistentes o quizá sólo se han adaptado perfectamente a las condiciones de vida de este lugar, yo no sé si soy igual de fuerte… caminar horas embarazada para conseguir agua cuando me sienta enferma o qué haré cuando no tenga suficiente comida o me pique un mosco y me dé malaria.
24 de mayo
Creo que voy a perder al bebé, hay un riesgo de aborto, un médico logró hacerme un ultrasonido y al parecer hay un riesgo alto –no debes moverte para nada al menos tres semanas- dice. Voy a dejar el país, pero para eso debo tomar al menos dos aviones y algunas horas de carretera, intentaré salvarnos. Mi médico me recomendó que consiguiera unas pastillas e inyecciones, hormonas para evitar abortar… la consulta fue telefónica.
Fui a la farmacia, no hay las inyecciones, de hecho si había pero desafortunadamente en este país están prohibidas y querían que las comprará en el mercado negro. Me negué, no conozco las leyes aquí y quizá un mal paso puede empeorar la situación… tengo mucho miedo de perderte… aún no te conozco pero siento que nos llevaremos bien.25 de mayo
No me dejan abordar el avión, nadie quiere responsabilidad sobre lo que me está pasando, yo sólo pienso que es mi cuerpo, que deberíamos ser libres de decidir lo mejor para nosotros, yo sé que debo irme, no pertenezco a este lugar y no podré quedarme.
18 de agosto
Perdí al bebé, ya paso una semana, estoy en mi cama… por fin mi cama y mi habitación, donde pertenezco, me siento vacía. Todos creen poder decidir sobre mi cuerpo. La pasé mal, pero al menos todo esto ya pasó… quizá me embarazaré de nuevo, quizá no, por ahora me toca recuperarme, mi cuerpo y mi mente han cambiado un poco. Me repetiré cada segundo que soy alma y mente, más que un cuerpo… aunque tengo la capacidad de albergar vida para alguien más.
Me gusta la naturaleza más que la ciudad, disfruto la montaña tanto como el buen maté en el frío. Los animales son mis mejores amigos, montar en bicicleta mi pasatiempo favorito. Escribir, viajar, cocinar, leer y compartir lo considero parte indispensable de mi vida. Cambiar la manera en la que vivimos, consumimos y producimos es mi sueño utópico. Aislarme mi refugio inevitable, tomar té de jengibre y tocar la flauta, me gusta tanto como estirarme por las mañanas cuando creo que soy un gato.
¡Qué relato tan doloroso y real! ¡Felicidades!