LXIII Edición: Temporada de lluvias

A mí no me gustaría vivir para siempre

La idea de no querer vivir para siempre ha invadido mi pensamiento estos últimos años. Una de esas veces fue leyendo el libro llamado Homodeus. El autor relata investigaciones científicas que se están llevando a cabo hoy en día para prolongar la vida humana y nuestra permanencia en el planeta Tierra. Mencionaba que la tecnología de las ultimas décadas ha ayudado a prolongar la presencia humana, sobre todo la de las personas que viven con condiciones dignas y acceso a servicios básicos. Esto ha permitido que el número de habitantes en este planeta incremente, el índice de mortalidad infantil sea cada vez menor y que enfermedades que antes terminaban la vida de personas vulnerables hoy puedan ser controladas.

Sin embargo, creo que el tiempo de vida que tendré en este cuerpo será suficiente para haber disfrutado y presenciado lo necesario. Pienso vivir al máximo, tratar de disfrutar cada momento, probar las cosas que me gustan y, sobre todo, no angustiarme por lo que pensarán los demás de mí. Los humanos vivimos en sociedades reguladas y tenemos que vivir atados a las normas que rigen nuestra vida diaria – ¡Suficiente tenemos ya con todo eso!-  y vivir en la competencia del demostrar a otros y aparentar.

Pienso que vivir para siempre es porque nuestra mayor intención como humanidad es prolongar nuestros placeres efímeros, convertir los espacios momentáneos en placeres perpetuos y llamarlos felicidad, pero ¿la humanidad estaría así satisfecha? No lo creo, encontrarían que la vida se construye de esos lapsos espontáneos. ¿Por qué ahora me acuerdo de que no quiero vivir para siempre? Me encuentro en este instante en la costa pacifica de Nayarit, México. No deja de sorprenderme la fuerza con la que golpean las olas del mar por las tardes, la belleza de los aún pequeños espacios vírgenes sin mega construcciones hoteleras y del sabor a pueblo mexicano. Si viviera para siempre todo comenzaría a parecerme igual y creo que no podría apreciar vivir algo por única vez, en cuanto descubriera que me gusta lo repetiría y no buscaría trascender en mis experiencias terrenales.

Esta vida es mejor imaginarla asumiendo que algún día dejaremos este cuerpo, que nuestros ojos dejarán de ver la belleza que se impone en el mar, en algunas personas, en la naturaleza, en la sabiduría de los libros y en los sabores de la comida. Si viviera para siempre, la fuerza con la que golpea el mar, la vida que alberga el océano y los colores de los atardeceres de este hermoso lugar dejarían de sorprenderme. Por eso decidí que cada cosa que me gusta o cada cosa que quiero hacer debo hacerla y quedarme con eso. Quizá pensar más en cómo hacer nuestra vida más dichosa y digna en este mundo es algo que debería ser nuestra prioridad como sociedad.

Recuerdo mucho haber sido testigo en los últimos años de la liberación de tortugas en la costa de Nayarit y pensar que no todas estas tortuguitas sobreviven, pero aún así toman el riesgo de aventarse al mar y probar en el mundo acuático. Y sí, ahora que lo pienso y sabiendo que todos vamos a morir algún día, tenemos una vida por delante al igual que todos los seres vivos que habitamos este planeta: somos más especies vivas, no sólo la humanidad; la belleza impone y no sólo se encuentra en la creación humana, si no en lo natural; somos tan parte de la naturaleza que tenemos un ciclo y moriremos como lo hacen otras especies. También pienso que aquello que se mantiene con vida por muchos años, como lo hacen los árboles, es porque lo hacen con dignidad. Se asumen vulnerables ante otras especies, sirven de sustento y vivienda para algunos, pero no son valorados por la especie humana. En realidad, ellos viven dignamente imponiendo su belleza y regresando al mundo de donde vinieron recursos que les son prestados, no asumen que la vida se las debe a la humanidad. Entonces termino este texto pensando que, si viviera para siempre, no quisiera vivir como humano sino como un árbol frondoso y de bosque.

Créditos de la imagen: Foto tomada en 2012, carretera Matamoros-Ciudad de México, roadtrip con mis padres a Tamaulipas y Estados Unidos.

1 comment

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.